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Sobre el cambio

¿Por qué nos cuesta tanto cambiar? ¿Por qué probablemente no te apetezca leer más después de leer unas pocas líneas?

Muy poca gente a estas alturas no tiene el conocimiento al menos subconsciente, de que algo va mal. Esta crisis no es como las demás. Es palpable el impacto en nuestro ecosistema, el calentamiento, contaminación, pero sobre todo en cuanto a lo más directo, la agitación social, la crisis económica. Muchos ya son conscientes de las consecuencias de nuestros excesos. El crecimiento tiene límites, y los hemos rebasado, ahora comenzamos a pagar las consecuencias.

Es evidente, y esto lo hablaré más en detalle en otro artículo, que cuando le planteas estos problemas a la gente entran en una fase de negación. Lo más normal es que nos blindemos con todo tipo de excusas, o que simplemente cambiemos de canal, o la última moda que es esperar a que alguien haga la ley, que otros te resuelvan el problema. Como dice un amigo mío, en occidente al menos vivimos en una adolescencia permanente, nos comportamos como niños, niños caprichosos y no queremos entender nada de límites, no queremos saber donde acaba nuestra basura, como se fabrica algo, etc. Queremos seguir soñando con nuestro coche gigante, con nuestra tele de 60", etc. La realidad es que en el futuro todo será más lento, más pequeño, más pobre. Como nadie lo quiere aceptar, pues nos comportamos como un niño que se esconde detrás de una cortina, se le ven los pies, pero pretende ser invisible.

Tras la cortina

No hay lugar donde te puedas escapar, todos estamos interrelacionados, todo está interrelacionado. Yo solía creer que teníamos un mercado libre, pero tal cosa no existe, al menos no es libre en el sentido de que no es infinito. No podemos extraer una cantidad ilimitada de petróleo de la corteza terrestre, ni de oro, ni de plata, ni de todo lo demás. Nuestra economía es un subconjunto de la economía del planeta, y no al revés como pretendemos creernos. En la naturaleza, el hombre no es el único animal que se comporta como si viviera en un mercado infinito, una plaga de langostas por ejemplo se comporta de forma parecida. El problema es que la persistencia en esta actitud no acabará bien.

Evitar estas consecuencias tan negativas conlleva un cambio de modo de vida, que es en definitiva una de las principales razones de nuestra inacción. Nos gusta nuestro estilo de vida egoísta, de hecho, todos estamos condicionados desde pequeños. Por eso nos cuesta también, por que tenemos que desaprenderlo y no es fácil. Nuestra generación y las posteriores más inmediatas no están destinadas a las estrellas, sino a tareas más mundanas. Nos toca reparar y sanar el planeta, nuestra psique y nuestra ética entre nosotros y con nuestro medio natural. No son tareas pequeñas, de hecho dadas las circunstancias en las que previsiblemente comencemos a reaccionar, van a suponer el mayor reto para la humanidad.

¿Y tú donde estás? ¿Seguirás detrás de la cortina? Tu cortina no te hace invisible, fuera ya estamos algunos dispuestos a jugar las cartas que tenemos de la mejor manera, para resolver el problema de la manera más justa para todos.

Os dejo un par de podcasts que precisamente hablan del tema, yo también ya llevaba tiempo queriendo escribir sobre esto: